lunes, 12 de septiembre de 2011

Primera sesión de ilusionismo. Introducción a la magia del niño de la chistera

¡Hola amiguitos! Inicio este blog con el fin de dejar constancia en este perruno mundo de mi particular universo de fantasía, juegos, entretenimientos audiovisuales y en fin, ese potaje formado por frivolidades varias con el que usualmente me distraigo (o con los que me distraía, al menos). En otras palabras, he aquí mi pastillero de estimulación imaginativa, públicamente aireado para beneficio del hipotético loco que me lea (yo imagino a mi lector medio como un varón que ronde la treintena, interesado en la cultura ochentera de su niñez, la literatura y el cine de ciencia ficción y de fantasía, amén de los juegos y videojuegos de rol y de estrategia y aventura)... Y ahora que lo pienso, quizás alguien conciba teniendo en cuenta tal descripción a un capullo medio, pero se equivocarán esos desdichados fulanos, porque todas estas diversiones eran la moneda de cambio corriente hace ya algunos añitos, cuando los vaivenes imaginativos no habían caído en el insondable y patético hueco del frikismo militante y la horterada. 

Yo, como todo el mundo con mi edad (poco más o menos), tengo ocupaciones serias y sesudas, obligaciones pestilentes y razonables, y un sinfín de penurias adultas y de taras adquiridas con el paso de los años. No obstante, no me olvido de mirar hacia atrás -como dice la canción-, y recuerdo esos entretenimientos y entusiasmos infantiles y juveniles con nostalgia y mucho cariño. Y ciertamente, me gustaría compartir tales maravillas con el resto de la humanidad: pensamientos, autores favoritos, proyectos de juegos, enlaces interesantes, anécdotas... En cierto modo, este será mi rinconcito de juegos, en el que descanse y haga descansar a los demás. Será divertido, ya lo veréis ;D

Por otra parte, está fuera de toda duda que tales distracciones, juegos y aficiones son los hijos de una época: los años ochenta; una década -siempre lo digo-, en la que valió la pena dedicarse a ser simplemente un niño. Tantas pelis, series y programas de televisión, juguetes, libros, etc., surgirían en un espacio irrepetible de florecimiento imaginativo y asombro... Quedan para el recuerdo y para el salón de la fama aquellos juegos de mesa fantásticos y exquisitamente elaborados de la Games Workshop y MB (ya sabéis, Heroquest, Cruzada Estelar, Battle Masters, etc.), esas series hoy consideradas de culto (los Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball, He-Man...), esos videojuegos y consolas entrañables (la Game Boy, la Mega Drive, etc.), y esos juguetes que tanto nos estimularon y ayudaron a desarrollar nuestras capacidades creativas (ya sabéis, los Playmobil, los Lego, etc.). Tantas y tantas cosas que no sabría ni cómo ni por dónde empezar. ¿Recordáis aqueños libros acojonantes bajo el rótulo de "Elige tu propia aventura"?, o bien aquellos soldaditos de plástico que comprábamos en cualquier kiosko, o de los cromos de la Pandilla Basura, o de los álbumes dedicados a las pelis de terror.  

En fin, cualquier inolvidable sesión matinal viendo Mofli, el último koala o aguardando con taquicardia la llegada de los Reyes Magos, resume bien el sentimiento que me invade cuando recuerdo mi infancia. No obstante, que no se me malinterprete: este blog no pretende ser simplemente un homenaje nostálgico a la ochentera infancia o un guiño a la población treintañera; de hecho, ése es simplemente el punto de partida para explicar el cómo y el porqué somos como somos y estamos donde estamos. Por qué nos gustan estas cosas y a quiénes se lo debemos. Frivolidades, sí, pero benditas frivolidades que nos hacen soñar y hacer volar nuestra imaginación. 

Este blog, además, será principalmente un rincón de juegos: de los juegos de rol de los de antes (dados y papelitos), y de abandoneware, así como de las películas habitualmente integradas en los géneros de fantasía y de ciencia ficción. Desde luego, lo que no tendrá cabida aquí serán los discursos gruesos y las rigurosidades. Se tratará, de hecho, de todo lo contrario:  de distraer, entretener y de proponer juego. De aparcar, aunque sólo sea por unos momentos, nuestras vidas adultas y aburguesadas, dedicándonos no a ser niños de nuevo (eso es innecesario e imposible), sino sencillamente a reposar en nuestros recuerdos y a jugar. E insignes varones como Heráclito, Platón o Séneca nos apoyarían en esta tarea, porque quizás sea esta la única manera de no caer en la locura y en la aridez a la que muchas veces nos precipita la propia vida. 


¿Me acompañáis?

2 comentarios:

  1. Interesante blog el que empiezas estos días. Me ha hecho gracia y por eso quería comentar lo de cruzada estelar. Durante muchos años pensé que era la única persona que tenía ese juego ya que nadie de los de mi alrededor había oído hablar de él. Lo heredé de un conocido y creo que todavía lo tengo por ahí. Has conseguido ponerme nostálgico, aún me pondré a hablar de la spectrum y de los juegos de mi viejo amstrad. xD

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  2. Sí, magnífico juego. Yo se supone que lo tengo en un desván a tropecientos kilómetros (espero que mi madre no lo haya tirado XD). En fin, aquellas tardes eternas y aburridas de verano nos las pasábamos jugando mis coleguillas y yo al Cruzada o al Heroquest... Madre mía, ¡qué de recuerdos! Y los Amstrad, Spectrum y todas esas carracas las conocí... cómo no... Mis sesiones jugando al Double Dragon en cuatro colores eran inolvidables. Lo dicho: viva la nostalgia.

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